¡Es época de siembra de herbáceas! y es de hecho una de las mejores épocas para hacerlo según en qué región de Argentina estés.
No obstante, existen muchas dudas, mitos y verdades acerca de la siembra de herbáceas que conviene tener en cuenta antes de emprender esta apasionante tarea.
Sembrar es reconfortante, pero sé muy bien que, cuando no lo hacemos correctamente, el fracaso es doloroso y frustrante porque perdemos tiempo y plata.
En este artículo vamos a repasar cuáles son los aspectos más importantes para obtener buenos resultados sembrando herbáceas y gramíneas. Pero voy a hacerlo siguiendo el orden de mayor a menor importancia en cuanto a lo necesario para que nos vaya bien.
1. Asegurar tener una buena ubicación donde dejar los semilleros
No da lo mismo cualquier lugar, ni la ventana que nos queda cómoda. La enorme mayoría de herbáceas y gramíneas precisan de abundante sol para germinar y desarrollarse fuerte.
Los primeros días desde que la planta sale son fundamentales para asegurar su futuro.
Es muy común que nos encontremos con plantitas raquíticas, delgadas, deformes, decoloradas durante la germinación, todas cuestiones muy habituales cuando no le hemos dado en la tecla con la ubicación del semillero.
Necesitamos mucha luz. Cuanta más luz solar directa, mejor. Si disponemos de una mediasombra muy ligera, que apacigua levemente los rayos solares, será aún mejor. Pero, ante la duda, necesitamos sol todo el día.
2. Asegurarnos el tiempo y frecuencia de riego
Una vez que sabemos que tenemos luz solar, lo siguiente es el agua. Es inconcebible una buena siembra sin agua en cantidad y frecuencia suficientes.
Si pasamos muchas horas fuera de casa y no podemos controlar la frecuencia de riego, es recomendable que se lo puedas encargar a alguien.
Dejar que el semillero se seque, aunque sea un poco, puede significar que mermen muchas plantitas. Especialmente si llevan pocos días de germinadas, cuando son extremadamente vulnerables a la sequía.
Una técnica que funciona muy bien, al menos durante las primeras dos o tres semanas de siembra, es dejar solo la base del semillero en contacto con agua. Es decir, el semillero dentro de otro contenedor con agua, de tal manera que, por capilaridad, se mantenga húmedo el sustrato de siembra.
Ejemplo de bandejas que incluyen una base para llenar con agua.
Este método es muy interesante cuando no le hemos agarrado la mano al riego, porque es una forma práctica de mantener el sustrato húmedo sin que esté demasiado mojado.
Te dejo un súper tip: cuando armás los semilleros, antes de poner las semillas, haceles un riego profundo, de manera tal que el sustrato quede bien húmedo y se acomode. Luego sembrar.
En cuanto al riego manual tradicional, la mejor opción es un pulverizador como el de la foto, ya que larga el agua en forma de micro gotas y forman un mojado completo. El riego debe ser profundo, sin inundar, y dejar secar la superficie ligeramente entre riego y riego.
3. Elegir un sustrato de excelente calidad.
Olvidate de la tierra que ya tenés en el jardín o de tu compost/humus casero. Estos sustratos están siempre cargados de múltiples patógenos que pueden ser letales para las pequeñas plantitas germinadas.
La opción más segura será siempre un sustrato profesional, debidamente compuesto para los fines de la siembra y esterilizado de forma industrial.
De esta forma nos aseguramos que cuestiones como la aireación, granulometría y baja cantidad de patógenos nos van a proteger las semillas y las plantas.
Nosotros personalmente compramos Growmix, pero podrías usar otros sustratos profesionales pensados para siembra. Hay otras marcas.
4. Respetar la profundidad de siembra.
Colocá las semillas más pequeñas apenas cubiertas por el sustrato o directamente dejarlas sobre el sustrato, sin tapar.
Las semillas medianas y grandes, hay que enterrarlas un poco, apenas unos milímetros.
5. Cuidados post-repique
El repique es cuando sacamos la planta del semillero y la llevamos a un envase mayor o directamente a la tierra.
Acá hay que tener cuidado y no se pueden hacer generalizaciones porque depende de cada especie.
Si tenemos miedo del frío invernal, o de las lluvias, o de los animales o del riego, lo más seguro es ponerlas en un envase pequeño individual a cada planta. Así tenemos más control sobre dónde las dejamos y el riego.
La próxima semana hablaré sobre mitos muy extendidos en la siembra de herbáceas que conviene desechar.